miércoles, 22 de enero de 2020

¿QUIÉN MATÓ A FERNANDO?

No fue el rugby. No fue el machismo. No fue Macri. No fue Cristina. Fuiste vos, que estás leyendo esto y automáticamente estás intentando descifrar “para que lado” te conviene llevar este fatídico hecho.


Sincerate, sacándote la careta, vas a poder madurar. La confesión que deberías hacer es muy simple: Te chupa un huevo Fernando. Como te chupó un huevo Micaela, Ángeles, Santiago Maldonado, etc. Podría darte miles de nombres más. O podría dejarte fotos de niñxs víctimas de abuso, pibes y pibas que se mueren por desnutrición, por el flagelo de la droga, pibas que por intentar interrumpir sus embarazos se murieron en un “sucucho” clandestino. Podría conseguir la foto que quieras para que nos refreguemos en el morbo. Pero no lo voy a hacer, porque te da lo mismo. Y eso duele. Duele mucho más que cualquier piña alcoholizada.

Si sobre esa piba que se murió, te da lo mismo porque es “abortera”.
Si sobre Santiago, ese pibe que murió en el río, te da lo mismo que la Gendarmería lo estaba persiguiendo.
Si ese pibe que recibió un disparo por la espalda, se lo merecía porque “seguro estaba haciendo quilombo”.

Vos matás a un Fernando todos los días.

Ejemplos donde fui testigo de tu asesinato, sobran. Por nombrarte algunos, te diría que cuando mirás con odio a ese pibe de gorrita que sube al bondi a dejarte una estampita. O en un semáforo, cuando tratás mal al limpiavidrios. El “asco” que te provoca un “villero” o un “cheto”. La bronca y competencia que querés marcar cada vez que podés con el “peronista” o el “radical”. 

El pibe se murió indefenso, en el piso, entre tantas patadas. Esas piernas que lo destruyeron, son tuyas también. No seas hipócrita. Vos, mientras lees, deberías repensar mucho.  




Una patota de narcisistas no mata, Fernando ya estaba muerto antes de salir aquella noche. Escribir es fácil, vociferar es mucho más sencillo. Pero reflexionar con seriedad, ¿Quién lo hace?

A la vida acabada de Fernando, la estás enterrando mucho más con tu DESINTERÉS por la concepción del OTRO. Date cuenta, que eso aniquila a otros Fernandos día tras día.

Si mirás el noticiero y analizás el hecho rezando la frase: “Llego a ser el padre o la madre de Fernando, y mato a esos pendejos que mataron a mi hijo.” ¿Te das cuenta la gravedad de tus dichos? La cura al cáncer del odio en una sociedad, no es inyectarle más odio. Sino justamente lo contrario, el amor. Sé que suena “naif”, que te vas a indignar por eso, pero es así. Una guerra se termina con la paz.

Esos pibes, son responsables de sus actos. Pero no seamos hipócritas, RESPIRAN VIOLENCIA, como vos y yo. Todos los días en la calle, desde que salimos de casa hasta que nos acostamos. Mientras navegamos en Facebook, Twitter o Instagram, cuando abrimos el diario o escuchamos la radio.

No se trata de generalizar, estigmatizar. Estoy seguro, me juego que por estos días en la tele van a abundar videos de peleas callejeras.
Si son en Villa Gesell, mejor.
Si en la pelea, algún jugador de rugby está involucrado, mejor.

Y dentro de un mes, tal vez menos, ya todos se olvidarán de ese Fernando. A ese mismo chico, que “nos sirvió” para hablar de ética o moral, que nos quedó lindo para postear en nuestra red social favorita, lo vamos a reemplazar en 30 días por “otro Fernando”.

Mientras eso pase. Mientras nos siga chupando un huevo, mientras sigamos pregonando el individualismo por sobre todas las cosas, la falta de empatía y el desamor… Fernando se va a seguir muriendo todos los días. Y yo, la verdad, que no le deseo la muerte a NADIE.


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