miércoles, 19 de abril de 2017

Sobre la escritura

Cuando me preguntan sobre la escritura, lo primero que pienso es en la cantidad de interrogantes que se aproximan a mi mente, imaginando al mundo sin ella:

Si la Biblia o el Corán no hubieran sido escritos, ¿Cómo habrían podido profesar su fe y mantenerla en vigencia durante siglos las sociedades religiosas? ¿Qué hubiera sido de Shakespeare sin su pluma? ¿Existirían las historias de amor? Don Quijote y Sancho Panza, ¿serían Don Quijote y Sancho Panza si Miguel de Cervantes no los hubiera eternizado en el papel?
Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas, Platón describió esta ignorancia como la “irónica socrática”. Si Platón no hubiera escrito lo que "alegorizaba", si “Los elementos” de Euclides no hubieran expresado el “Teorema de Pitágoras”, si Sigmund Freud no dejaba sentadas las bases de su pensamiento en manuscritos, si Marx y Engels no hubieran plasmado un Manifiesto, si Michael Foucault no se hubiera dedicado a “Las palabras y las cosas”, sin los aportes de Isaac Newton, Galileo Galilei, sin el Testamento de Cristobal Colón… ¿Qué hubiera ocurrido en la sociedad, dentro del campo de las ciencias?

Sin irme tan lejos o mejor dicho, ahondando en la profundidad de nuestras raíces, ¿imaginan a José Hernández sin su obra maestra del "Martín Fierro"?, ¿A Cortázar sin "Rayuela"?, escrita de tal manera, tan significativa y poderosa para que pueda ser leída por los hombres de dos maneras. ¿Un mundo sin “El Aleph” de Jorge Luis Borges, sin la “Crónica de una muerte anunciada” de García Márquez, ni “El Túnel” de Ernesto Sabato, sin la “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh.
Si tantos otros hubieran esquivado esa herramienta... ¿Quién sabría de ellos ahora?

Theodor Adorno y Max Horkheimer, pensadores de la “Escuela de Fráncfort”, desarrollaron el concepto de “Industria Cultural” como el conjunto de sectores encargados de la creación, producción, exhibición, distribución y/o difusión de servicios y bienes culturales.

La literatura, como expresión artística, es el motor creativo de una sociedad...
Su definición de diccionario nos dice que es el “Arte de la expresión escrita o hablada”. Gracias a leer, a escribir, a producir textos, no solo estamos interactuando con el mundo, sino que transmitimos algo más que conocimiento, es trascender. La práctica de la literatura nos permite evolucionar, progresar, avanzar en el pleno desarrollo de nuestra singularidad, en la construcción de esa identidad: Lo esencial de la cultura, que por las letras perdura en el tiempo.

No podríamos vanagloriarnos, sin la salvación de la escritura como práctica saludable a las mentes que, en su desfachatez redundante de vacío existencial, andan precoces por las calles, por los barrios, en los establecimientos, en la comunidad, sin contenido propio, sin el sabor de la riqueza, esa que en los libros podemos hallar.

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domingo, 16 de abril de 2017

Ética del Periodismo

Párrafo del discurso de Ezequiel Paz, director y editor de "La Prensa" de Buenos Aires, en el 56º aniversario de "La Prensa", el 18 de octubre de 1925

Informar con exactitud y con verdad; no omitir nada de lo que el público tenga derecho a conocer; usar siempre la forma impersonal y culta sin prejuicio de la severidad y de la fuerza del pensamiento crítico; desechar los rumores, los "se dice" o "se asegura" para afirmar únicamente aquello de que se tenga convicción afianzada por pruebas y documentos; considerar que es preferible la carencia de una noticia a su publicación errónea o injustificada; cuidar de que las informaciones no se deslice la intención personal del que la redacta, porque ello equivaldría a comentar, y el reportero o cronista no debe evadir lo reservado a otras secciones del diario; recordar antes de escribir cuán poderoso es el instrumento de la difusión de que se dispone, y que el daño causado al funcionario o al particular por la falsa imputación no se repara nunca totalmente con la aclaración o rectificación caballerosamente concedida; guardar altura y serenidad en la polémica y no afirmar nada que hayamos de tener que borrar al día siguiente; y por último, inscribir con letras de oro en lugar preferente, y bien a la vista, sobre las mesas de trabajo, las palabras de Walter Williams, insigne hombre de prensa norteamericano:
"Nadie debe escribir como periodista lo que no pueda decir como caballero"

¿Cómo vemos a través de una ventana? ¿En qué sitio decidimos ubicarnos? Todo lo observado, ¿siempre es lo mismo? Aquello que está del otro lado es indudable, sin embargo en el intento por describirlo minuciosa y detalladamente, habita la interpretación de ese observador.

En este sitio se planteará ese desafío, por más difícil que parezca. Hablar de hechos, de lo observable, pero desde una visión. Será un intento de ser objetivamente subjetivo, de no faltar a la verdad sin dejar al margen ese aspecto, la voz que lo cuenta pertenece simplemente a una visión. Porque existen tantas realidades como ojos que miran al mundo.
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